CURSOS SOBRE LA LEY 29783

Las patologías de manera directa similares con las ocupaciones fueron reconocidas por los primeros doctores egipcios y romanos.

Puede decirse que la medicina laboral actualizada empezó con Bernardino Ramazzini, un médico italiano del siglo XVII que aconsejó encarecidamente que el médico que deseara comprender la causa de la queja de un tolerante debería saber sobre las ocupaciones del tolerante.

Con la Revolución Industrial, el número de personas expuestas a peligros potenciales en el trabajo aumentó de manera rápida. Las lesiones traumáticas se volvieron recurrentes y se reconocieron patologías debidas a polvos inhalados y gases y vapores perjudiciales, comunmente por personas no médicas.

Al principio, los programas de medicina del trabajo estaban dirigidos al régimen de lesiones o patologías que resultaban del trabajo o a lo largo de el mismo. Próximamente fue visible que la prevención era más económica que el régimen. Se desarrollaron gadgets de custodia y se colocaron cerca de partes móviles de la maquinaria.

Los programas de control fueron desarrollados por ingenieros para remover los polvos y vapores perjudiciales por medio de la ventilación correcta de las superficies de trabajo o por medio de la suplencia de materiales menos tóxicos.

Cuando los ingenieros no lograron vigilar el ámbito, el desarrollo se contuvo para impedir o por lo menos reducir la exposición de los trabajadores. Como último método, los trabajadores usaron gadgets de custodia así como máscaras y ropas particulares.

Con el avance de controles preventivos, la proporción de patologías ocupacionales se redujo. El avance de nuevos procesos y nuevos materiales, no obstante, causó nuevos peligros a un ritmo cada vez más grande, y fue elemental una supervisión recurrente.

Entre otras cosas, el reconocimiento de que una patología pulmonar puede ser de la exposición al berilio dió a conocer la necesidad de una conciencia continua de los materiales probablemente tóxicos.

Además dió a conocer que un material que una vez se pensó que no era tóxico de todos modos tiene la posibilidad de ser tóxico; este cambio puede ser provocado por un cambio en las propiedades físicas o químicas del material, una variación en el procedimiento por el cual se usa el material, un cambio en la proporción de exposición de los individuos al material y la viable sinergia con otros materiales.

La preocupación por las patologías debidas a la ocupación llevó a preocuparse por la salud general de los trabajadores, no solo por su interés en su confort sino además porque era un óptimo negocio.

Un óptimo programa médico ocupacional mejoró las relaciones laborales y redujo el ausentismo; la rotación laboral se redujo y la eficacia aumentó. En varios casos, los ahorros producidos por la reducción en las primas pagadas por el seguro de compensación para trabajadores pagaron por el software médico ocupacional.

Según el país y la ocupación, los tipos de programas de salud varían mucho; las considerables compañias, entre otras cosas, tienden a sugerir una extensa cobertura, en tanto que las plantas pequeñas tienen la posibilidad de tener programas doctores limitados.

Los programas integrales, además de proveer régimen de patologías y lesiones, tienen la posibilidad de integrar exámenes previos al empleo y exámenes periódicos a lo largo de el empleo.

A nivel mundial hay un conocimiento y un reporte inadecuados de patologías expertos, y los datos son sospechosos.

Las cantidades publicadas de patologías ocupacionales, entre otras cosas, son más pequeñas que las lesiones porque la ocurrencia de patologías similares con el trabajo es menos increíble que, entre otras cosas, una explosión de una mina que causa numerosas muertes. Puede conducir numerosos años de observación e exploración conocer que algún polvo, producto químico o tipo de energía física en especial es perjudicial.

Además, los doctores tienen la posibilidad de tener adversidades para elegir que una patología es atribuible al trabajo. Muchas patologías ocupacionales imitan a la patología por otras causas, y se conoce muy poco de los efectos y signos negativos de la exposición prolongada a sustancias químicas tóxicas.

Otra contrariedad aparece del hecho de que, más allá de que se tienen la posibilidad de dudar patologías similares con el trabajo, los doctores comunmente carecen de pruebas para detectar esa patología como específica. Como resultado, contra cada caso diagnosticado de patología ocupacional, probablemente halla varios casos incipientes o no reconocidos por las mismas causas.

La primer parte de materiales de toxicidad desconocida, de esta forma como los cambios en las operaciones industriales, tienen la posibilidad de hacer inconvenientes no reconocidos en la prevención de efectos perjudiciales hasta luego de que los trabajadores hayan sido damnificados.